¿Qué son las deudas por efectos descontados? Por: Francesco Lovaglio Tafuri
Las deudas por efectos descontados se derivan de los fondos recibidos mediante el descuento bancario. Por lo tanto, para llegar al concepto de “deudas por efectos descontados” como pasivo contable, habremos de partir de la operación de descuento, una operación a la que se recurre cuando la empresa necesita liquidez y la obtiene mediante un crédito que le concede la entidad financiera, entregando como garantía del mismo las letras pendientes de cobro.
Pese a los costes, por otra parte, no excesivos, se trata de una forma de financiación rápida, fácil, que permite a las empresas aumentar su liquidez de forma puntual sin tener que solicitar un préstamo bancario. Así, tanto en los pagarés o letras de cambio, los documentos más utilizados para reflejar la existencia de una deuda a favor de una empresa mediante aplazamiento del pago (también llamados efectos comerciales), figurará tanto el importe de la deuda como su fecha de vencimiento, datos clave a la hora de utilizarlos para poder adelantar el cobro de estas deudas.
La emisión de efectos comerciales a sus clientes, casi siempre pagarés bancarios, permite su negociación con la entidad financiera, lo que supone que el banco le anticipe el importe total a cambio de un coste que se cobra por anticipado del importe de la letra, y precisamente por ello la operación se conoce como descuento de efectos.
¿A qué se refiere el término deudas con efectos descontados?
Una empresa adquiere una deuda por efecto descontado cuando pide a una entidad bancaria un descuento como forma de financiación a corto plazo. Hablamos de aquella forma de crédito en la que una compañía solicita al banco un anticipo de la suma contemplada en la letra o el pagaré que ha recibido de un determinado cliente.
Este anticipo tiene un coste: la empresa no recibirá toda la suma, pues la entidad bancaria descontará los intereses hasta que el total de la letra o el pagaré sea desembolsado por el cliente. Es decir, aunque en principio se refleje como un ingreso, en realidad se trata de una deuda que la empresa ha adquirido con la entidad bancaria. A esto hay que añadir que, pese a que las labores de cobro son transferidas a la entidad bancaria, la empresa asume el riesgo en caso de que la operación caiga en impago.
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